Doña Reina prepara gorditas sin igual: conoce su historia de perseverancia

La historia de Doña Reina es un testimonio inspirador. Hace dos décadas decidió emprender un negocio vendiendo gorditas afuera de su casa para sacar adelante a sus hijos.

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La historia de Doña Reina es un testimonio inspirador de perseverancia y dedicación. Hace dos décadas, enfrentándose a la necesidad de proveer para sus hijos como madre soltera, decidió emprender un negocio vendiendo gorditas queretanas afuera de su casa. Con solo una mesa, un comal y unos pocos ingredientes, comenzó esta travesía sin estar segura de si sus vecinos apreciarían su cocina. Según ella misma relata:

“Fue la necesidad de que yo era papá y mamá para mis hijos. Me vi en la necesidad de vender. Empecé con una cubetita de esas de 4 litros de masa, hacía mi salsa de molcajete y empecé a vender en la calle Miguel Alemán, no es cierto, es Benito Juárez”.

Aunque la elaboración de gorditas queretanas podría parecer simple, es todo un arte descubrir el proceso exacto para cada una. Desde la clásica de migajas con queso hasta las variantes con papa, nopales, chicharrón o carne deshebrada, cada una requiere precisión y habilidad para lograr el sabor y la textura perfectos. Su hija, Marcela Abigail, explica el proceso con detalle:

“Compramos el maíz, ponemos el nixtamal, lo llevamos al molino y lleva un proceso, que no es masa molina, es masa martajada. La masa normal es para hacer tortillas, que es más ligera, y la masa martajada es precisamente para que le dé un poquito más de no se, más homogénea la masa y le da un poquito más de sabor, sentir cuando el maicito truena en la boca”.

La maestría de Doña Reina no solo se refleja en la preparación de las gorditas queretanas, sino también en la calidad constante que ofrece. Con el paso de los años, ha perfeccionado su técnica, garantizando un sabor y textura únicos en cada una de sus creaciones. Su hija recuerda con cariño el legado de su madre:

“Mi mamá era muy trabajadora, muy luchona. Ella también nos sacó adelante, trabajadora. Ella siempre hacía sus gorditas, su menudo, todo el pueblo la conocía por una excelente cocinera, muy rico, es lo que nos ha llevado a perder la pena y estar vendiendo para salir adelante”.

La historia de Doña Reina es un recordatorio de que, con esfuerzo y determinación, es posible convertir la adversidad en oportunidad y alcanzar el éxito. Sus gorditas queretanas no solo alimentan el cuerpo, sino también el alma de quienes tienen el privilegio de probarlas.

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