Georgina Juárez trajo a Querétaro su dedicación como profesora y su amor por la lectura

Georgina Juárez Jiménez, una mujer originaria de la Ciudad de México, ha demostrado una fortaleza admirable al enfrentar las pruebas de la vida. Migró a Querétaro en 1985 junto a su esposo, quien falleció años después, dejándola como el principal apoyo para sus cuatro hijos. Sin embargo, Georgina ha convertido cada adversidad en una lección de vida, adoptando una actitud positiva y resiliente.

Como profesora de preescolar, Georgina se entregó completamente a su labor educativa, demostrando un profundo compromiso con sus estudiantes. Hoy, ya jubilada, continúa trabajando desde casa, manteniéndose activa e independiente. Entre sus logros, destaca su dominio del inglés, habilidad que le permitió una mayor conexión con el ámbito académico y cultural.

Su amor por la lectura es otra de sus grandes pasiones, hábito que atribuye a su madre, quien le inculcó desde pequeña el interés por los libros. Esta práctica, menciona, le ha ayudado a aprender sobre la vida y a desarrollar una visión amplia y reflexiva. “Mi mamá nos inculcó la lectura, yo siempre he sido lectora voraz; eso ayuda a que, entre más aprende uno de la vida de las personas que pasan en los libros, va uno adelante.”

A sus 75 años, Georgina disfruta de la compañía de sus hijos, quienes se han esforzado en sus estudios y trabajos, apoyándose mutuamente como familia. Con una vida llena de retos superados, Georgina se ha convertido en un ejemplo de tenacidad y determinación para otras mujeres, aconsejándoles que nunca se den por vencidas. Hoy, Georgina representa que la edad no es un límite y que siempre hay nuevas experiencias y aprendizajes esperando.

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