¿Alguna vez has sentido que en diciembre te sientes más bajo de ánimo? Tal vez no todo el mes, pero sí los días más próximos a la Navidad. No solo eres tú, realmente existe un padecimiento específicamente llamado depresión invernal, también conocido como trastorno afectivo estacional (TAE). Este fenómeno se caracteriza por la presencia de síntomas depresivos que aparecen y se exacerban durante la temporada de invierno.
La depresión invernal es estacional porque generalmente comienza en otoño e invierno y alcanza su punto máximo durante los meses más fríos. Los síntomas típicos incluyen fatiga, aumento del apetito, aumento de peso, dificultad para concentrarse y una notable falta de energía. Aunque la causa exacta aún no se comprende del todo, se cree que está relacionada con la disminución de la luz solar durante los meses invernales, lo que afecta los patrones de sueño y los niveles de serotonina en el cerebro.
Conoce algunas estadísticas de la Depresión Invernal en México y el mundo
Los datos números en México acerca de la depresión invernal sugieren que el fenómeno impacta a una proporción significativa de la población. Si bien la investigación específica sobre el TAE en México puede ser limitada, la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica indica que, aproximadamente el 6.8 % de la población mexicana ha experimentado algún episodio depresivo en algún momento de su vida. Es plausible suponer que una parte de estos casos esté vinculada a la variante estacional, especialmente durante los meses invernales.
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La depresión invernal afecta a personas de diversas regiones del mundo y las estadísticas son reveladoras en cuanto a su impacto global. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 350 millones de personas en todo el mundo sufren de depresión, y se estima que una parte significativa de estos casos está relacionada con dicha afectación estacional. Los países con climas más extremos, donde la falta de luz solar es más pronunciada en invierno, tienden a experimentar tasas más altas de depresión invernal.
La vitamina D es clave para prevenir la depresión invernal
El abordaje de la depresión invernal implica enfoques tanto médicos como conductuales. La terapia de luz, basada en la exposición a una luz brillante y artificial, se ha mostrado efectiva para muchos pacientes. Sin embargo, en ese sentido, la luz natural que nos provee el sol es completamente recomendable en estos casos. La vitamina D es conocida como la “vitamina del sol"; como tal, desempeña un papel crucial en varios aspectos de la salud, y su relación con la depresión ha sido objeto de investigación.
Por tanto, la vitamina D, obtenida principalmente a través de la exposición al sol, puede influir positivamente en el estado de ánimo y ayudar a combatir la depresión debido a los siguientes puntos:
Favorece la síntesis de serotonina: la vitamina D está involucrada en la regulación de la serotonina, un neurotransmisor que desempeña un papel fundamental en la regulación del estado de ánimo. Niveles bajos de serotonina se han asociado con la depresión, y la vitamina D puede influir en la producción y liberación de este neurotransmisor.
Ayuda a regular el ritmo circadiano: la exposición al sol ayuda a regular el ritmo circadiano, el ciclo natural de sueño y vigilia del cuerpo. La vitamina D, que se produce en la piel en respuesta a la exposición solar, contribuye a mantener un ritmo circadiano saludable. Un ciclo de sueño adecuado es esencial para la salud mental, pues los desequilibrios en este ciclo pueden contribuir a la depresión.
Contribuye a reducir la inflamación: la deficiencia de vitamina D se ha asociado con procesos inflamatorios en el cuerpo. La inflamación crónica puede afectar negativamente al cerebro y se ha relacionado con el desarrollo de trastornos del estado de ánimo, incluida la depresión. La vitamina D, al ayudar a reducir la inflamación, puede tener un impacto positivo en la salud mental.
Modula la respuesta inmunológica: La vitamina D también desempeña un papel en la modulación del sistema inmunológico. Se ha observado que las personas con depresión a menudo muestran signos de inflamación y cambios en la función inmunológica. Así, esta “vitamina del sol” puede contribuir a regular estos aspectos y, por lo tanto, influir en la salud mental.
A pesar de estos beneficios, es crucial señalar que la relación entre la vitamina obtenida de la luz natural y la depresión es compleja, y la suplementación no es un reemplazo para el tratamiento médico adecuado en casos de depresión clínica. Además, la cantidad de exposición solar necesaria para obtener suficiente vitamina D puede variar según factores como la ubicación geográfica, la pigmentación de la piel y la temporada del año.
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