El pan de muerto es uno de los símbolos más representativos de la celebración del Día de Muertos en México, pero ¿sabes cuál es su historia? Esta tradicional pieza de pan, adornada con figuras que imitan huesos y espolvoreada con azúcar, está profundamente vinculada con la cultura prehispánica y la influencia europea que llegó a tierras mexicanas durante la Conquista Española.
¿Cuál es el origen del pan de muerto?
El origen del pan de muerto se remonta a los rituales funerarios de las culturas mesoamericanas. En la época prehispánica, se realizaban ofrendas a los dioses que incluían el sacrificio de personas. En algunos de estos rituales, se ofrecía el corazón de una persona a los dioses, como muestra de respeto y devoción. El corazón se colocaba en una olla con amaranto y después lo comían.
Cuando los conquistadores españoles llegaron a México, estos rituales fueron considerados inaceptables. Los españoles, para erradicar estas costumbres, decidieron transformar este tipo de ofrenda y crearon un pan cubierto de azúcar roja, simbolizando la sangre, que reemplazaba el sacrificio humano. Este es considerado uno de los antecedentes del pan de muerto que conocemos hoy.
Así, el pan de muerto, tal como lo conocemos, surgió gracias a la influencia del pan dulce europeo, especialmente el pan de los muertos que se preparaba en España para celebrar el Día de Todos los Santos. En México, esta tradición evolucionó y se adaptó al contexto local. El pan de muerto que se consume actualmente es una representación simbólica de la muerte y el ciclo de la vida. Los adornos en forma de huesos que decoran la parte superior del pan simbolizan el esqueleto humano, mientras que la forma circular del pan evoca el ciclo de la vida y la muerte.
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