Con más de dos décadas dedicándose a la noble labor de ser tablajero, Francisco González, un hombre de 48 años, es la tercera generación en dedicarse a esta actividad. Recuerda que comenzó con su abuelo, desde que era pequeño, pero fue hasta después de sus veinte años que tomó en serio esta ocupación. Él se encuentra ofertando sus productos al poniente de San Juan del Río.
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Francisco González: su abuelo lo enseñó
“Mi abuelo su oficio fue con su papá, pues en aquellos años paseaba un animalito, ya sea un puerco, un borrego, y lo ofrecía en las casas vivo el animalito. Ya después él lo iba a sacrificar y daba otra vez su recorrido repartiendo la carne”.
Trabaja todos los días, su familia es su motor
Está casado con Aracelí Enríquez, con quien tiene dos hijos a quienes ama con todo su ser. Llega desde muy temprano para atender a sus clientes, y sacar adelante a su familia y darles un mejor futuro, aunque reconoció que le gustaría que sus hijos no dejen esta noble labor.
Francisco González: lo hace por su familia
“Es muy bonito este oficio, como te comentaba, y por lo regular pues yo sí quisiera que sacara una carrera mi hijo, el mayor ahorita principalmente. El chico hay que esperar lo que Dios diga”.
Está satisfecho con su actividad
Dijo ser feliz con lo que hace todos los días, pues tiene mucha salud y una gran familia. Además, ama su tierra.
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Francisco González: se siente orgulloso
“Estoy muy feliz con mi familia, mis hijos; como sanjuanense les digo, es muy bonita nuestra tierra y ojalá la sigamos conservando y cuidando”.
José Salas, Fuerza Informativa Azteca.
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