México es un país rico en historia, cultura, tradiciones y leyendas. Estas últimas suelen llamar la atención de los curiosos debido a que lo increíble es un tema recurrente en estas. Durante la Revolución Mexicana, surgieron varias leyendas, unas más memorables que otras, y hoy te contamos 3 leyendas que te dejarán pensando.
- El Nahual de Cerro Grande
De acuerdo con la leyenda, corrían los tiempos de la Revolución Mexicana. Los pobladores del este de Colima, cerca de Cerro Grande afirmaban que una criatura deambulaba en los bosques del cerro. Esta criatura asustaba a todo aquel que pasara por ahí.
Sin embargo, la extraña criatura no era más que una persona, una persona como cualquier otra… Aunque de común no tenía ni el pelo. Vicente Teodoro Alonso, o mejor conocido como el Indio Alonso, era una persona temida por los lugareños de la zona. El Indio Alonso tenía una mala fama, era un bandido y fugitivo, capaz de cometer un crimen y desaparecer del lugar sin dejar rastro.
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La gente, sorprendida por la increíble habilidad para esfumarse en el bosque, afirmaban que el Indio Alonso había hecho un pacto con el diablo para poder escabullirse y salirse con la suya al momento de realizar sus crímenes. Se dice que el diablo le dio el poder de transformarse en un animal, y de esa forma, él lograba esconderse y pasar desapercibido.
Esta leyenda tomó fuerza cuando la joven Ramona Murguía, quien fue secuestrada y llevada al bosque por el Indio Alonso, contó todo lo que vivió con este hombre, avivando así los rumores de su pacto con el diablo y sus habilidades sobrenaturales. Ramona contó que logró escapar debido a que el Indio Alonso había caído enfermo de fiebre, encontrándose en estado de delirio y esa fue su oportunidad. Tomó un cuchillo afilado y le cortó la yugular. Después de eso salió corriendo, regresando a la libertad. La leyenda se extendió por todo Colima, y dicen que todavía se puede ver a alguien o algo en lo alto de Cerro Grande.
- El pozo de las cadenas
Cuenta la leyenda que durante la Revolución Mexicana existió un humilde campesino, originario de Tecate, Baja California, el cual se dedicaba a la agricultura. Según cuenta, el hombre era muy amable, siempre ofrecía su ayuda a quien lo necesitara y daba todo lo que tenía al más necesitado.
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Un día, un grupo de viajeros tocaron la puerta del hombre. Este los recibió al escuchar la historia y travesía de estos viajeros. Le contaron que venían del desierto y que llevaban días caminando bajo el sol y el calor abrasador, y que solo necesitaban un vaso de agua para calmar la incesante sed que los acompañaba desde días atrás.
El campesino les consiguió agua del pozo que tenía en su casa y los invitó a pasar la noche en su humilde morada. Los viajeros aceptaron la invitación, con el fin de recuperar fuerzas y seguir su camino a la mañana siguiente. Cuando cayó la noche, todos se fueron a dormir, disfrutando de la calma y el silencio del momento.
Sin embargo, un grito desgarrador terminó con el silencio de la noche. Los viajeros resultaron ser forajidos y encadenaron al humilde campesino, para luego arrojarlo al pozo, el pozo que había usado anteriormente para compartir agua con ellos. Los forajidos sellaron el pozo, dejando atrapado al hombre que gritaba por ayuda y se lamentaba de haberlos ayudado.
Tristemente, el campesino falleció dentro del pozo. La leyenda cuenta que en las madrugadas, cerca del lugar todavía se escuchan las cadenas con las que fue inmovilizado y los lamentos del hombre, asustando a todo aquel que lo ha escuchado.
- El tesoro de Pancho Villa
Francisco “Pancho” Villa es una de las figuras más emblemáticas de la Revolución Mexicana. Conocido como el “Centauro del Norte” y por su gusto por las malteadas de fresa, este revolucionario era un hombre estratega, por lo que decidió esconder su tesoro, el cual consistía en armas y dinero, en varias partes de Durango, Coahuila y Chihuahua.
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Esto fue con el fin de que, ante cualquier contratiempo, pudiera reabastecerse y continuar con la batalla. Sin embargo, el tesoro no fue utilizado en su totalidad, por lo que siguen algunas fracciones de su botín esparcidas por el norte de México. Quienes han intentado reclamar las posesiones de Villa como suyas, se han encontrado ante un ser sobrenatural.
La leyenda cuenta que un jinete fantasma es quien custodia el tesoro del “Centauro del Norte”. Se dice que quien resguarda este tesoro es el alma en pena de un soldado revolucionario que, motivado por la avaricia, cometió actos horribles para disfrutar del dinero encontrado.
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