Corría el siglo XIX, época de la caída del Segundo Imperio Mexicano, cuando la gente de un antiguo Querétaro decía ver a una figura chaparra, regordeta de cabello negro realizando diversas fechorías, en la cual se repetía la de robar. Poco a poco, la gente cayó en la cuenta de que era una mujer quien llevaba a cabo los robos.
Su apodo fue siendo conocido por todo Querétaro, los pobladores comenzaron a llamarla La Carambada. Aquella mujer agresiva y valiente, robaba todo lo que podía a los ricos, entre joyas y oro, para repartirlas entre los más pobres. A su manera, ella se creía justiciera, y así lo afirmaban algunas personas.
La Carambada era un personaje muy público, siempre la veían en bares, fiestas y festejos donde no estuviera ella con sus amigos bandoleros. Ellos eran el centro de atención, con su imponente porte, la gente no podía evitar voltear e intimidarse ante tal mujer.
Antes de ser conocida como una bandolera, Leonarda Emilia Martínez, o mejor conocida como La Carambada, había caído perdidamente enamorada. Se cuenta que su gran amor fue un militar imperialista llamado José Joaquín Ortiz. Todo marchaba a la perfección hasta que ocurrió el fatídico día.
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La situación del país comenzó a tensarse, todos los miembros del Segundo Imperio Mexicano, comenzaron a huir fuera de la capital, refugiándose en el estado de Querétaro. José Joaquín Ortiz fue tomado prisionero por el ejército de Benito Juárez y Leonarda decidió pedir clemencia.
Se dice que aquella valiente mujer fue a pedir ayuda a diversas autoridades implorando el perdón para José Joaquín, incluyendo al presidente estatal Benito Santos Zenea y al presidente de la república Benito Juárez. Sin embargo, sus plegarias y súplicas nunca fueron atendidas, y al poco tiempo, su amado fue fusilado. Ese día Leonarda Emilia Martínez juró venganza por haberle arrebatado lo que más amaba.
Leonarda Emilia Martínez murió para poder convertirse en La Carambada, mujer agresiva, que asaltaba a diestra y siniestra robando y llevando todo lo que hurtaba a los pobres. Un día, escuchó hablar sobre una hierba venenosa a la que se le conocía como la “veintiunilla”, la cual tenía efectos mortales en las personas quienes la consumían después de veintiún días.
La Carambada logró hacerse de aquella planta y la primera parte de su plan pudo ponerse en marcha, ya que la suerte estaba del lado de aquella mujer. Un buen día, La Carambada fue invitada a una cena con el presidente. Guillermo Prieto fue el que, sin querer, puso en el camino de Leonarda de quien juró vengarse.
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Veintiún días después de la cena que tuvo lugar en Querétaro, Benito Santos Zenea y Benito Juárez mueren por angina de pecho, enfermedad que no estaba dentro del historial genético de la familia Juárez ni Santos. Todo fue muy repentino, que nadie lograba explicar cómo había ocurrido aquello.
La Carambada al final pudo cumplir con su juramento de venganza en nombre de su amado… o eso es lo que cuenta la leyenda.
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