En la comunidad de Saldiveña, María Guadalupe Zepeda González, conocida como Lupita, observa con impotencia lo que quedó de su hogar.

El río, desbordado por las intensas lluvias provocadas por Priscila, arrancó los cimientos y movió la tierra; los muros cedieron y colapsaron. Entre los escombros quedaron muebles, electrodomésticos y ropa, todo reducido a pérdida total.

Con información de: Yoheme Pomares.

147 viviendas afectadas por desbordamiento de ríos en la Sierra Gorda