Tu signo zodiacal puede revelar más de lo que imaginas sobre tu forma de actuar en las relaciones. Aunque todos tenemos nuestras luces y sombras, hay signos que tienden a mostrar más comportamientos tóxicos, sobre todo cuando se sienten inseguros, celosos o fuera de control.
Escorpio
Los Escorpios son apasionados, leales y profundamente emocionales, pero también pueden ser posesivos y desconfiados. Cuando algo les importa, lo protegen a toda costa, incluso si eso significa invadir el espacio personal de los demás. Su mayor red flag es el control disfrazado de amor.
Leo
El brillo natural de Leo los hace encantadores, pero su necesidad constante de atención puede transformarse en drama y manipulación emocional. Si no se sienten admirados, pueden volverse hirientes o distantes. Su red flag es querer ser el protagonista incluso en los conflictos.
Cáncer
Los Cáncer son sensibles y empáticos, pero cuando se sienten heridos, pueden usar sus emociones como arma. Suelen culpar a los demás por su dolor y encerrarse en su propio mundo. Su red flag más grande es el chantaje emocional.
Tauro
Tauro ama la estabilidad y la rutina, pero su miedo a perder el control puede convertirlos en personas dominantes y posesivas. Cuando algo cambia, se resisten con fuerza. Su red flag es confundir la lealtad con la obsesión por tener siempre la razón.
Géminis
La dualidad de Géminis los hace impredecibles y a veces, crueles con sus comentarios. Cuando se sienten atrapados, pueden decir lo primero que se les ocurre sin medir las consecuencias. Su red flag es usar su inteligencia para justificar comportamientos egoístas o volubles.
Capricornio
Ambiciosos y calculadores, los Capricornio pueden poner el trabajo o la imagen por encima de las personas. Su necesidad de tener el control puede volverlos distantes y poco empáticos, por ello su red flag es cerrarse emocionalmente y esperar que el otro adivine lo que sienten.
Ojo, ten en mente que no hay signos “malos” ni personas completamente tóxicas. Las red flags aparecen cuando no aprendemos a equilibrar nuestras emociones y límites. Reconocerlas no es algo malo, al contrario, es una oportunidad para crecer, sanar y relacionarnos mejor con los demás.

